Por una nueva sociedad

Somos un grupo de personas que, desde este pequeño lugar del mundo (la periferia de la periferia capitalista) y en nuestra condición de ciudadanos, contemplamos y experimentamos el proceso histórico a través del cual se ha ido configurando nuestra realidad actual, donde los seres humanos no dejan de padecer los efectos horrorosos del neoliberalismo. Este modelo político, económico y social excluyente, atenta contra una existencia digna, y contra las posibilidades de un futuro mejor, a la vez que profundiza las características más regresivas del sistema capitalista, que ha colocado al mundo ante una catástrofe ecológica y social sin precedentes.

En este sentido, y como estamos convencidos de que no hay soluciones en el marco del capitalismo, luchamos por una nueva sociedad que nos incluya a todos. Y porque queremos ser partícipes en la formación de una alternativa política, los convocamos a sumarse a este espacio en construcción, que queremos fortalecer en interacción con otros espacios, experiencias y movimientos que transitan caminos similares.

Nuestro objetivo principal es construir una sociedad justa, solidaria, libre e igualitaria, donde la ocupación sea plena y digna, la pobreza y la marginalidad sean erradicadas. Una sociedad donde la calidad de vida de toda la población sea constantemente mejorada. Donde se aspire a un desarrollo pacífico del conocimiento basado en resolver los problemas de toda la comunidad.

Para lograrlo debemos avanzar sobre un modelo de sociedad superadora de las miserias humanas que genera este sistema perverso.


Desarrollo de las personas

Aspiramos a aportar en la construcción de un desarrollo humano equitativo, participativo, solidario y sustentable, donde se amplíen en forma permanente las oportunidades para todas las personas. Por eso, buscamos el desarrollo de las personas, por las personas y para las personas.

Entendemos al ser humano como un ser diverso, que se adapta a la región donde habita, generando cultura y conocimiento, y es sobre esta diversidad que se debe construir una sociedad integrada. Una sociedad donde cualquier persona, por el sólo hecho de serlo, tenga garantizado el derecho a la felicidad.

El desarrollo de la misma debe eliminar las principales fuentes de privación de la libertad humana: la pobreza, la falta de oportunidades económicas, las privaciones sociales sistemáticas, el abandono de los servicios públicos, la opresión de las propagandas en los medios de comunicación, la inseguridad, la intolerancia, la discriminación y el autoritarismo.

Creemos fundamental para lograr esos objetivos formar en las personas una conciencia crítica que impulse un continuo desarrollo de la sociedad, conciencia crítica fundada en una base de cultura general y política, elevada sensibilidad humana, profundos valores morales y sólidos principios éticos.



Libertad, igualdad y satisfacción de las necesidades
Consideramos que el verdadero desarrollo y evolución de las personas sólo se puede lograr en un marco de igualdad de oportunidades, y una libertad tal que no se encuentre condicionada por la ley de la selva, asegurando a cada ser humano su subsistencia para que se desarrolle plenamente. Donde el Estado de Derecho y sus instituciones protejan y respeten los derechos humanos y sociales de cualquier persona, sin importar su nacionalidad; además de garantizar el libre acceso a los alimentos, a la vestimenta, a la posibilidad de un trabajo digno, a la vivienda, que deben estar en el mismo nivel que la educación, la salud, la seguridad, y la justicia.

La nueva sociedad debe garantizar la equidad de género, asegurando los derechos humanos de las mujeres y las niñas, promoviendo su participación activa en igualdad de condiciones y terminando con todo tipo de violencia contra ellas.


Educación, salud y conocimiento

El proyecto político al cual aspiramos, partiendo de la base de condiciones de vida digna, apuntar a tener un sistema de salud pública basada en la prevención y la atención primaria.

Debe garantizar un servicio de calidad para cualquier ciudadano que lo necesite.
Tiene que articular, coordinar y promover los esfuerzos de interacción del sistema educativo, con el sistema científico-tecnológico y productivo nacional, para desarrollar una sólida economía, que a la vez que produzca riquezas y genere empleos genuinos, avance en una necesaria integración regional, sobre la base de la cooperación y la complementación productiva.

Pensamos a la educación como la clave del desarrollo, por ser liberadora y formadora de conciencia crítica. Por eso, nuestra propuesta es convertir el sistema educativo en un vehículo de crecimiento personal, de fortalecimiento económico global y de equidad social: donde las escuelas dejen de ser meros comedores y los maestros sufridos trabajadores sociales.

Creemos que la escuela es uno de los últimos escenarios colectivos, donde podemos brindar herramientas para el conocimiento y comprensión del mundo del que somos protagonistas. Pero estas herramientas no deben operar como meras informaciones de “contexto” (contenidos externos a nosotros) sino como posibilidades de construcción de saberes para conocernos y convertirlas así en oportunidades de acción.

Es necesario avanzar hacia una educación popular laica y pública, que tome como principio fundamental la igualdad (rescatando los valores del guardapolvo), una educación descolonizada que articule lo autóctono y regional con la diversidad global, incorporando los conocimientos y saberes acumulados por los pueblos. Enseñando a aprender a partir de las diferencias, de manera de ir creciendo como seres plurales. Orientada a generar preguntas y enseñando a pensar, de manera que el alumno tenga curiosidad por aprender.

La escuela debe ser un espacio integrado a la sociedad, vinculado al arte y la cultura, donde se potencien, fundamentalmente en los primeros años, las capacidades, habilidades y destrezas de cada uno. Las universidades deben tener como misión principal la de crear y transferir el conocimiento, entendidas como parte de la sociedad y orientadas a resolver los problemas de ésta.

El conocimiento no debe ser privado, sino comprendido como un bien de todas las personas, por lo que el acceso a este no debe estar restringido. Se debe procurar que el esfuerzo que la sociedad hace en sostener una universidad pública sea retribuido con el compromiso y acción de sus profesionales en pos de un mundo mejor.


Desarrollo sustentable y equilibrado

La realidad en la que vivimos hace necesario pensar y diseñar un sistema de producción que se presente como verdadera alternativa al nefasto modelo depredador actual.

Es necesario avanzar hacia un modelo sustentable, con una infraestructura de energía, agua, alimentos, residuos, vivienda, transporte, comunicaciones, entre otros puntos, que se adapte a cada región logrando una continua optimización, de forma sustentable en lo inmediato y en el tiempo, siendo a la vez respetuosa del hábitat natural y la vida silvestre.

Aspiramos a un desarrollo equilibrado y sostenido, que brinde a todos sus habitantes la posibilidad de una vida digna. Y este desarrollo sólo es pensable en un proceso de permanente expansión de las libertades fundamentales.

Un modelo sustentado en la producción local, con ciudades sustentables, y un sistema de producción adaptado a las necesidades de la sociedad, contraponiéndose al modelo actual donde la producción está orientada al beneficio.

Un modelo que potencie el protagonismo de los actores sociales y transforme el accionar corporativo de muchos sectores, en partícipes solidarios en la construcción de un futuro común.


Bien común – Recurso Natural

Debemos redefinir el sentido del bien común y su empleo por parte de la comunidad. Bien co-mún entendido como espacios y riquezas que posee la sociedad. Acordando entre todos cómo debemos tratarlos, y utilizarlos con el único fin de mejorar la calidad de vida de las personas y su entorno. Una sociedad que entienda a los recursos naturales como bienes comunes, que pertenecen a todos, y como tales deben preservarse también para las generaciones futuras, por lo que no pueden comercializarse, es decir, nadie puede disponer de ellos de manera particular, ya que se contraponen a los bienes privados.



Política y forma de gobierno
Promovemos un proyecto donde las prioridades de la sociedad, su gobierno y sus instituciones, contemplen la satisfacción de las necesidades de todos: alimento, salud, medicamentos, vivienda, seguridad, justicia, educación, trabajo digno, salario justo, comunicación, recreación, igualdad de oportunidades y participación en todos los ámbitos.

Buscamos un desarrollo que se asiente en los niveles locales y regionales, con gobiernos de amplia participación popular y democrática: donde las decisiones principales surjan del protagonismo de toda la sociedad. Además, pretendemos que dichos gobiernos —sean nacionales, provinciales o municipales— practiquen una plena transparencia administrativa, con control social de su gestión y rendición periódica de cuentas.

Impulsamos un proyecto que nos incluya a todos, que supere totalmente los vicios de los gobiernos que hemos sufrido: de la vieja práctica clientelística, del manejo autoritario y concentrado del poder, de la corrupción y el enriquecimiento de los funcionarios, de la desidia y despreocupación por los problemas del pueblo.

Planteamos un proyecto político que impulse una visión compartida y que, con firmeza y liderazgo, convoque a la sociedad a asumir el desafío de la construcción colectiva de nuestro futuro común. Un proyecto que termine con las enormes desigualdades sociales, donde una pequeña minoría acapara el grueso de los frutos del esfuerzo nacional, y donde la enorme mayoría queda relegada y excluida del sistema; para que en la futura democracia popular, el grueso de los esos ingresos llegue a esa enorme mayoría.

Pensamos en un proyecto que impulse un conjunto articulado de políticas que incluyan: la planificación participativa, la descentralización en las decisiones, la promoción de grupos asociativos y de colaboración en materia económica, social y cultural, y el desarrollo equilibrado a nivel local y regional. Y fundamentalmente, que logre retener dentro del país, no sólo el excedente económico generado internamente, sino también a nuestros jóvenes, para que puedan realizar su vida plena en su entorno, y no deban emigrar para sobrevivir.


Una nueva economía para una nueva sociedad

Ante el proyecto denominado popularmente “neoliberalismo” —impulsado por los sectores más concentrados del poder económico y político de los países desarrollados, y que cuenta con la aplicación cómplice de los sectores dominantes de los países periféricos—, proponemos también una visión diferente de la economía, con sus características imprescindibles a la hora de pensar una realidad distinta, a saber: política, social, humana, sustentable y participativa.

La teoría económica convencional, ha servido de aval ideológico no sólo al sistema capitalista en general, sino también a las políticas de concentración, saqueo y genocidio, que viene soportando la sociedad argentina desde mediados de los años ’70.

Estos economistas al servicio del capitalismo, es decir, los economistas del establishment y mu-chos de los denominados “progres”, impulsan una visión de la realidad y de la ciencia económica, muy alejada de nuestra visión. Hablan de la Economía como ciencia natural o exacta, y no de la Economía Política como ciencia social. Desarrollan esquemas de análisis sólo accesibles a los especialistas (unos pocos que piensan en nombre del conjunto). Analizan la sociedad desde la perspectiva microeconómi-ca (el individuo aislado es el eje de las explicaciones del sistema), suponen a todos los seres humanos como máquinas que se comportan siempre igual (egoístas y racionales que buscan la maximización de los beneficios), donde no existe la solidaridad y la cooperación (salvo si en algún momento hacerlo fuera más rentable).

Estos economistas no se preocupan por la depredación del ambiente donde habitamos, ni del exterminio de especies vegetales o animales (tampoco de los seres humanos). Y justifican los enormes desastres del capitalismo, como efectos secundarios que son necesarios para que el sistema funcione mejor. Afirman que la pobreza es culpa de los pobres; que las desigualdades sociales son el resultado natural de la existencia de individuos más capaces y competitivos; que el desempleo es causado por la falta de voluntad de trabajar; y que la ganancia como fin último es la forma más eficaz de organizar el funcionamiento del sistema.

Nosotros planteamos una visión diferente de la economía, porque hablamos en primer lugar de una economía para todos. Una economía para todos en un doble sentido: por un lado, un sistema económico que sirva para que mejore la calidad de vida del conjunto de la sociedad (y no para unos pocos privilegiados), y por otro lado, una visión de ese sistema, que sea accesible a la comprensión de todos (y no el reducto de unos pocos iluminados).

Pensamos que la nueva economía debe ser:
política, porque las actividades que el ser humano realiza en sociedad para producir y distribuir lo que necesita, no puede quedar librado al funcionamiento de las fuerzas del mercado y a las lógicas puras de la competencia y la máxima ganancia; sino que debe haber una firme intervención de la sociedad (una voluntad política) para procurar que el espacio de la economía ayude a garantizar una mejor calidad de vida.
social, ya que debe tener en cuenta las relaciones sociales y la calidad de vida del conjunto. Por eso, para nosotros, tanto el estudio de la economía como las explicaciones que se deducen, tienen una visión global y sistémica.
humana, en el sentido de que las actividades de producción y distribución deben considerar prioritariamente al ser humano como su fin principal, a diferencia de la visión convencional que acepta como algo natural que el objetivo central de la actividad económica sea la búsqueda de la máxima ganancia (y a ello subordina cualquier otra consideración). Incluimos en esta visión el comportamiento solidario que está en la base de la vida en sociedad.
sustentable, porque la actividad de producir y distribuir para mejorar las condiciones de vida de todos, tiene que buscar estructuras y mecanismos de funcionamiento que garanticen su continuidad en el tiempo, y no se sustenten en esquemas artificiales que se agoten en sí mismos. Y porque la actividad económica no debe depredar el ambiente en el que vivimos, agotando los recursos y contaminando la naturaleza, y poniendo en peligro la supervivencia de las generaciones futuras.
participativa, porque se debe procurar la mayor participación posible de todos, como única garantía de que lo que se haga responda efectivamente a sus intereses, y de que no se desnaturalice si quienes conducen un proceso intentan desviar su rumbo en beneficio de unos pocos.

Pensamos que además debe ser creativa y liberadora del ser humano. En contraposición con las recetas estandarizadas y “bajadas” como orden por los que tienen el poder, para ser obedecidas al pie de la letra, la nueva economía debe ser creativa, para potenciar la capacidad que tenemos todos de buscar la mejor manera de hacer las cosas, usando nuestra inteligencia.

Y frente a la alienación que sufre el ser humano que es considerado un objeto o una mercancía, que sólo sirve en la medida que ayude a una mayor acumulación de riquezas, la nueva economía debe ser liberadora, para permitir espacios crecientes de libertad al ser humano, que suprima los múltiples condicionamientos y la fuerte dependencia que sufre actualmente, que le impiden desarrollarse plenamente.

Debemos aprender a ver lo que realmente es importante de la economía, sin perdernos en los instrumentos, que son secundarios y deben servir al fin principal. No poner la mira en los números de la macroeconomía convencional, sino en la situación del pueblo que es la finalidad esencial de la actividad económica.


Comunicaciones

Pretendemos desmitificar el discurso dominante, el de las frases hechas que nos señalan “pobres siempre hubo” o “en Argentina no trabaja el que no quiere”, cuya pretensión es sumergir a la ciudadanía en la apatía y en la aceptación pasiva de sus condiciones de existencia. Y es aquí donde el papel de la comunicación resulta clave, pues los grandes medios no han hecho más que apoyar y reproducir este sistema dándoles espacio a sus representantes y acallando las voces críticas. De allí que apostamos a la creación de medios alternativos, para que estas voces sean escuchadas y se abra el juego al debate de ideas. A la comunicación debemos construirla entre todos.


En conclusión, frente a quienes sostienen que “la política es el arte de lo posible”, estamos convencidos de que “la política debe ser el arte de hacer posible lo imposible”. Pero no entendemos lo imposible como lo irreal o utópico, sino como aquello que el discurso hegemónico nos ha hecho creer como inalcanzable, esto es, una sociedad caracterizada por el desarrollo y la equidad.

A ello aspiramos, y nos comprometemos a participar activamente junto a quienes luchan por esta causa. Creemos que no existen imposibilidades de orden material o financiero; no existen imposibilidades en materia de recursos naturales; tampoco imposibilidades de orden de las capacidades y potencialidades de nuestro pueblo: se requiere voluntad, honestidad, compromiso y preocupación por la gente, pero también capacidad, imaginación, inteligencia y creatividad.

El hombre nuevo va a leer la historia, y no va a entender cómo un sistema mundial se derrumbaba por una gran crisis de sobreproducción, con maquinarias paradas y millones de desocupados; mientras que dentro del mismo sistema moría gente de hambre. Luchemos por un mundo que no esté patas para arriba, donde las armas sólo sean palabras, y el ejército sea una biblioteca, que no destruya sociedades sino que las instruya.



Mesa Redonda de Entre Ríos – 24 de julio de 2009.-